8 de marzo

Fastidiado, recibo veinte mensajes de Hombres Resentidos&Asociados, que no sé qué diablos le pasa a eso que llaman red social del faceboock, que parece que se han vuelto todos locos, y me inundan con tenebrosos mensajes que afirman que caminamos hacia el exterminio del hombre bajo la confabulación femenina. ¿Que qué me parece que hoy sea el día de las mujeres? Estupendo. Más gorda tendría que ser la cosa. No solo reducirse a reuniones para visualización positiva, proyección bioenergética o arteterapia sensible. No solo para manifestaciones reivindicativas, mítines recordatorios de heroínas, o danzas dervíchicas levógiras. Llegará un día en que las mujeres, dejen de obrar, darán un salto al unísono, y harán temblar el mundo con la sola fuerza de su peso. Que se levante el sol y se hundan las tinieblas.

Hoy es el día de la mujer, de la trabajadora, de la madre, de la hija, de la hermana, de la niña, de la nieta, de la cuñada, de la abuela exploradora… de la que es vaga, indolente, lujuriosa, virgen, dura, tierna, silenciosa, melancólica, alegre, vivaracha, pura o impura…, de la florista, paracaidista, científica, poetisa, figurante, de la artista…, de la finlandesa, bantú, americana, israelita, cantonesa…, de la atormentada, la cohibida, extrovertida, desacomplejada, intrusa…, de la valiente, la cobarde, la indiferente, ardiente o fría, arpía o angelical, de cualquier temperamento, de la estirpe de Valerie Solanas, de Hécate o de Diana, diosas de lo grande y lo pequeño, con sus derechos y deberes, que vivan mil años todas las mujeres. Sean todas de una, una de nadie, y nadie de ninguna.