Sobre supuestas agresiones a fascistas, y posibles versiones de hechos misteriosos

Entre pitos y flautas, han detenido a unas 21 personas en los últimos días, en Madrid y en Sevilla, acusándolas, oh cielos, de haber participado en manifestaciones antifascistas, y de mil maldades más. Hay entre ellos libertarios, filósofos existencialistas, intelectuales marxistas, nacionalistas de izquierda y amantes del fútbol. Lo mejor del país se pudre en los calabozos, vegeta en libertad provisional y espera juicio. Hay que contextualizar el problema.

 

En España, los hijos y nietos de los franquistas siguen haciendo y deshaciendo a su antojo en las redes de bancos, empresas, cajas de ahorro, puestos de gobierno, políticos, ejército, fuerzas de seguridad y juzgados. Esos son los más finos. Pero de nazis botarates y fascistas chungos muy peligrosos tocados del ala, tenemos amplia cosecha ibérica, y podríamos exportar un montón a algún planeta lejano de algún sistema solar deshabitado, donde pudieran poner a punto sus teorías supremacistas.

 

Tipos de esa calaña, se encuentran en la Universidad.  Agreden a estudiantes, les amenazan de muerte, colocan pancartas afirmando que ganaron la guerra…, también disfrutan de locales financiados con dinero público y reciben subvenciones y recursos al amparo de la Ley. 

 

Pues resulta que cinco estudiantes de una de esas asociaciones reaccionarias subvencionadas, han presentado una denuncia, ya que se han sentido agredidos, e incluso uno ha precisado puntos de sutura, no sabemos de qué tipo.

 

Por lo visto la agresión se produce así: en el transcurso de una manifestación antifascista del 20-N, o sea, de una marcha que estaba siendo vigilada por la policía muy de cerca… Pues resulta que a pesar de la vigilancia policial extrema, van unos tipos misteriosos, se salen de la manifestación (versión policial), van con capuchas y bravas a la Asociación esa, y majan a palos a los derechistas esos. Eso dicen polis, prensa y Delegada del Gobierno. ¿Pero quién puede creer esas paparruchas? 

 

Leído esto, miro las fotos del local de la asociación asaltada. Muestran una habitación con un montón de sillas, que está menos desordenada que mi cuarto compartido. ¿A eso le llaman un asalto? ¿Dónde están los cristales rotos? ¿Dónde las mesas destrozadas? ¿Dónde los estudiantes escalabrados? Por Dios, ¡pero si hasta tienen una nevera intacta! ¡Y un cono se señalización de tráfico al fondo!

 

Esta es otra posible versión: Por motivos ignotos, los randas esos se asustaron. Tal vez vieron el espíritu de Franco en la nevera, y salieron giñados de najas por los pasillos, chocándose con los extintores, rebotando unos con otros, y abriendo puertas con la cabeza. Luego, van de bocas al Decano, montan el numerito, la policía tira de fichero, hace redada indiscriminada, y la prensa reproduce el comunicado oficial.

 

Paz y amor hermanos. En el Todo, la Nada. Lo que es de uno es de todos lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno. 

 

 

 

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