Bernarda Alba y la Tragedia de la Doctrina Parot

Hasta los hocicos de que todas las mañanas la del noticiario me cuente no sé qué problema que hay con la doctrina Parot, que maldito sea el día en que se puso alguien a predicar en su nombre. No sabe uno ya cuánto tiempo hace que empezaron a largar de este asunto, que tiene que ser importantísimo comparado con los muertos por accidente de trabajo, de tráfico, o por ahogamiento en la piscina. Hay que ver la santa indignación del pueblo por los crímenes abyectos. Parece como si cada vez que sale un preso con cumplimiento de 26 años de condena y sin que pida perdón de rodillas, se hunda el mundo un poco más en el fango.

Lo que queda claro con todo este tinglado judicial es lo siguiente: el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional han quedado en ridículo ante la judicatura mundial, al nivel más rastrero que pueda existir en el planeta en materia de jueces incompetentes. Les da lo mismo, claro, pero hay que decirlo: que el legislador legisle mal y en contra de lo que dice la Constitución, tiene un pase ya que el diputado entiende de leyes lo que yo de aliñar chirotas. Pero que tipos de oposición y contrato, vestidos con la capa de Drácula, que al parecer tienen un disco duro ahí dentro en lugar de cerebro, metan la pata de ese modo… Lo único que muestra es -una vez más- la absoluta falta de independencia del Poder Judicial. Da más garantías un juez de primera instancia, que ya es decir, que un Tribunal Superior de enchufados puestos a deo. Eso sí, siempre se podrá echar la culpa del varapalo judicial, a la turbia conspiración de Europa, que no entiende lo mucho que sufren las víctimas…, y los que les queda por penar a los familiares mientras sigan a diario recordándoles crímenes de décadas atrás. La tostada del desayuno, se les ha de repetir cada media hora.

El duelo tiene un límite. La despedida ha de durar un rato. No se puede imponer una vida de luto, como en la Casa de Bernarda Alba. Porque vivir en una tragedia perpetua, no es vida. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.