Paseo por el capítulo de infamias propias

Hay veces que…, cuando escucho por sorpresa una burrada, una especie de líquido alquitranado y espeso encharca mis vísceras. Mis ojos se entrecierran, mi respiración se enlentece, y soy poseído por un espíritu funesto. Esos momentos son complejos, porque si no me convierto en un criminal, es -siendo honesto- por una mezcla de tolerancia innata, cortesía aprendida, pizca de vanidad magnánima, y miedo a que ese fascista enorme me meta sus ideas a golpes en la sesera. Pero a veces no me puedo aguantar- y le suelto al más pintao lo que haga falta, en el momento más inoportuno. 

 

A la vista está que en el entorno en que vivimos, hay una serie de opiniones y actitudes que se ven amplificadas por la actual estructura social, por el sistema de producción de ideas, o por lo que sea. Claro, un sistema que considera que triunfar es amasar fortunas a costa de los demás, y que pone a sus hospitales el nombre de reyes y princesas, dice mucho de sus súbditos. Sus ciudadanos arrastran de oficio una buena dosis de servilismo, espíritu borreguil, amor a la jerarquía, respeto al poder, clasismo y jilipollez de lote. 

 

Pero -desgraciadamente-, los anarquistas no quedamos al margen, y reproducimos cuando nos toca las denostadas actitudes prevalentes. Y lo que veo que es comprensible entre la gente del común, me entristece cuando lo percibo entre los que se dicen de la Idea. Para mí es muy duro que un anarquista lance largas jeremiadas sobre los “enganchados” y los “desmoralizantes efectos de las drogas”, y después se dedique a vender pastillas, o chapas, o cerveza, o discos, o libros, o ideas… Que usen casas okupas para montar discotecas clandestinas, mientras le dicen a familias con niños que no hay sitio para quedarse. Que hablen de “apoyo mutuo”, y cuando detiene el Estado a jóvenes airados por quemar contenedores se molesten si les pagamos el abogado. ¿Cómo casar la anarquía con el hecho de que haya tipos como los acólitos de "pensadores", y con gentuza que justifica que de Amanda a El Solitario se estén pudriendo en la cárcel, o que haya violadores en nuestros medios, o que tras la asamblea vayan a un puti-clubs, insolidaridad social, desprecio a los indigentes, machismo, gregarismo, falta de respeto a los animales…?    

 

Evidentemente, ser anarquista no inmuniza contra la estupidez. Pero quien que dice que lo es, está definiéndose como miembro activo de la hermandad de la No-Dominación. Y eso debería de significar algo para el que lo dice: un ideal, la posibilidad de hacer algo más elevado, algo más generoso, una aventura, ser héroes de andar por casa, y todo eso. No ser imbéciles que miran por encima del hombro al borracho tirado en el parque.

 

Bueno. Dicho queda. Procura siempre que allí donde estés, el mundo sea mejor de lo que es. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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