No es lo mismo Contrato que Sin Trato

Hoy voy a explicar lo de los contratos. Porque sí. ¿Por qué no? Resulta que en el Modo de Producción Capitalista hay Propietarios y No Propietarios. Los Propietarios disponen de Medios de Producción y de dinero y crédito abundante. Los No Propietarios disponen de su Fuerza de Trabajo, que es una Mercancía. Los Propietarios invierten su dinero, usan los Medios de Producción y compran la Fuerza de Trabajo a bajo coste. Con los medios de producción y la fuerza de trabajo, producen más mercancías que a su vez les proporcionan, una vez en el Mercado, más dinero del invertido, que denominan Beneficio. Esa es la gracia de ser capitalista: ganar muchísimo dinero. Y ese beneficio sale de pagar a la fuerza de trabajo menos de lo que produce. Por lo tanto, el beneficio del propietario sale del trabajo del no propietario, que es el único que produce valor añadido. Más o menos, para no enfarragarlo mucho, esto es así: tú, trabajador, produces todo lo que existe, y eres el que crea el dinero para el capitalista.

 

En el siglo XIX, estas cosas estaban liberalizadas, es decir, existía el derecho civil, el derecho penal, y no existía el derecho laboral. Se suponía que la relación laboral era una relación entre iguales, cuando estaba totalmente desequilibrada en favor del Propietario por tener dinero y Medios de Producción. De ahí las jornadas de dieciséis horas, el trabajo infantil, los salarios de mínima subsistencia… Dándose cuenta de la situación, los No Propietarios, en adelante trabajadores, se asociaron y formaron sindicatos. Primero los gobernantes y propietarios intentaron destruirlos mandando al ejército y a la policía y matando a los protestatarios. Luego viéndolo imposible, los gobiernos comenzaron a legislar cómo debían de ser las relaciones laborales. Y así se reguló el contrato de trabajo a lo largo de los siglos XIX y XX. 

 

El contrato de trabajo se establece siempre entre una Persona Física que es el trabajador (doy por sentado que tú lo eres), y otra persona física o jurídica. Normalmente te contrata una Persona Jurídica, es decir, una empresa, ya que si algo va mal y le reclaman deudas, la empresa responde solo con su patrimonio actual, mientras que una persona física responde con su patrimonio presente y futuro. Por eso cuando las empresas tienen dificultades, se disuelven, entran en concurso de acreedores, liquidan con lo que tengan, normalmente cuatro porquerías, y montan otra empresa similar. Mientras que tú, persona física, si tienes deudas, te quitan el coche, la casa y te embargan hasta el gato. Cosa que a un empresario avispado, pues es imposible ¡Por Dios!, que le quiten la limusina y el colegio alemán de sus niños.

 

El contrato se define -por tanto- por establecer la relación de un trabajador con una empresa. Su validez la proporciona la jerarquía del Derecho, en cuya cúspide está: la Constitución; luego los tratados internacionales y las leyes, las dos que más afectan son el Estatuto de los Trabajadores y la Ley Orgánica de Libertad Sindical; luego los reglamentos; después el Convenio Colectivo; y por último el contrato. Una montaña de mierda, pero ahí está. Un contrato puede ser mejor para el trabajador que lo que dicten convenios colectivos y leyes. Nunca peor, no pudiéndose firmar contratos de esclavo, por ejemplo, por ser contrarios a derecho.

 

El Acratosaurio te da permiso para que vayas a mear y te bebas un vaso de agua, porque esto sigue.

 

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El contrato es  personal, con nombre y apellido, es decir, que un trabajador no puede mandar  a currar a su cuñado un día que tenga que llevar al perro al veterinario. Se firma por cuenta y bajo dependencia de un empresario, y por lo tanto el contrato de falso autónomo de un solo cliente está en fraude de ley.

 

En fraude de ley se considera cualquier contrato cuyas condiciones son falsas, en cuyo caso pasa de inmediato a indefinido. ¿Y eso te beneficia? Pues a la hora de reclamar indemnizaciones sí, ya que en España el despido es libre pero indemnizado (cada vez menos).

 

Sí, ya sé que a estas alturas estaréis abriendo una boca más grande que la mía, pero el Acratosaurio es implacable e intenta clarificar conceptos a vuestras mentes obtusas castigadas por las drogas. Un autónomo (un empresario sin trabajadores), que tenga un único cliente (trabaje para una sola empresa), es en realidad un trabajador. Ese es el caso del falso autónomo. Toda legislación tiene, por supuesto, sus trampas. Los empresarios, sea la Administración, sean Capitalistas, incumplen sistemáticamente las leyes. Y esas irregularidades pueden ser llevadas a juicio. ¿Cómo probar esas ilegalidades? Pues siempre con documentos y con testigos.  

 

Siguiendo con el rollo, los contratos, por lo tanto pueden ser verbales y escritos. Contrato siempre existe, porque si no hay papel, se considera verbal. Los verbales se consideran en principio indefinidos a tiempo completo, a no ser que se acuerde lo contrario. Los escritos pueden ser a tiempo completo o a tiempo parcial, de acuerdo con la jornada laboral. Según su duración pueden ser indefinidos y temporales. Los temporales… 

 

Bueno, por piedad no voy a relatar todas las modalidades de contratos que hay en el Reino, porque es imposible. Sólo nombro alguno. Está el de obra y servicio (te contratan para ordenar e inventariar un almacén, por ejemplo, y cuando acabas esa tarea el contrato se extingue); está el eventual por circunstancias de la producción (te contratan para la campaña de Navidad, del 1 de diciembre al 5 de enero); está el de Apoyo a los Emprendedores… 

 

Es importante saber que si te hacen un contrato para inventariar el almacén, y te mandan a limpiar farolas, tu contrato está en fraude de ley. Si te contratan para la campaña de Navidad y la campaña se prolonga hasta abril, fraude de ley. Esos contratos se convierten en indefinidos y puedes reclamar. Siempre en el contrato las condiciones tienen que estar claramente estipuladas. Si te hacen un contrato por circunstancias de producción, no pueden poner "por aumento de actividad". La actividad tiene que estar claramente detallada, no valen abstracciones o generalizaciones. 

 

El Acratosaurio te concede otra pausa para que recoloques tus doloridas cervicales, porque no he terminado.

 

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En la última Reforma Laboral, dentro de la campaña que lleva a cabo el patronariado para volver al siglo XIX, se inventaron esos cabrones el contrato de Apoyo a los Emprendedores, que tiene un año de periodo de prueba en empresas de menos de cincuenta trabajadores. Es decir, durante un año desde el 1 de enero, pueden probar en el Bar Mondongos si vales ¡Ja! o no para el puesto, y el 30 de diciembre ponerte de patitas en la calle sin razón ni motivo alguno. Despido libre y gratis, por tanto. El periodo de prueba es un espacio de tiempo tan arbitrario, tan de tiempos de los romanos, que el Tribunal Constitucional ha avalado en una sentencia que despedir a una embarazada dentro del periodo de prueba, es algo que un empresario puede hacer sin coste alguno. Es una manera como otra cualquiera de que la natalidad disminuya y las mujeres se queden en casita. Hay que tener en cuenta que los tribunales superiores, no están compuestos por personas justas y sabias, sino por canallas enchufados puestos a dedo por políticos nacidos del choque fortuito de un burro y una rata, que escriben metiéndose el lápiz en el ojo del culo. Mucho ojo con ellos.

 

En fin. Hoy el escrito del Acratosaurio es árido, gris, espeso como una charca de heces líquidas. ¿Era necesario este castigo? Era necesario. Era imprescindible. Es importante que comprendas que tú, trabajador con o sin empleo, cuando vas a firmar un contrato, tienes que conocer el idioma del enemigo de clase. Por lo tanto: conocimiento. Sabiduría para defenderte y para poder asesorar a tus compañeros. ¿Dónde adquieres el conocimiento? Un lugar a tener muy en cuenta, es en el Sindicato.

 

Todo lo bueno que hay en tu vida ahora mismo, proviene de dos siglos de sindicalismo y lucha obrera. Ve al sindicato, donde puedes formarte, y donde encuentras a otros que están en la misma situación que tú, unidos por lo que nos es común: el abuso del propietariado. Emplea el sindicato para la acción colectiva, para planificar los desmanes que den la vuelta a la tortilla, atrévete a pasar la fina raya de la legalidad, que otros antes que tú pisotearon para levantar un mundo menos malo. No seas menos que nuestros antecesores del siglo XIX, que se enfrentaron a bayonetas y cañones cargados de metralla. 

 

Otra cosa: ten en alta estima el trabajo de nuestros abogados. Ellos son los que [se escucha la voz de un indígena retinto] conocer sendero en selva capitalista. Ello se han pasado años, décadas, aprendiendo los símbolos y tótems de lo que pomposamente llaman los poderosos "la ciencia del Derecho", que no es más que la regulación del abuso empresarial. Y muy importante: son ellos los que, cuando nos meten en la comisaría o en la trena, nos representan y echan el papeleo para sacarnos de allí lo antes posible. Por hoy, basta.

 

Este es el Orden del Día: ¡únete a la corriente común de los dominados, suma tu fuerza a la de los compañeros y compañeras, y a nuestro paso se derrumbarán las montañas, se abrirán las compuertas de los embalses, y temblarán hasta las estrellas! ¡Triunfo y victoria para el comunismo circular! Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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