Desafío a la Autoridad

Me envían noticias de gente pobre asesinada por el Poder desde diversas partes del mundo. Qué horror. Y como me he cabreado…, os voy a contar algo divertido. Ayer llevé al cine a un grupo de seis niños y niñas, el más pequeño de tres años y el mayor de siete. Del vecindario. A ver Zipi y Zape. El argumento reproduce a la perfección el Sistema: masas infelices y abotargadas, carceleros brutales, funcionarios colaboracionistas, jefes carentes de escrúpulos, kapos vendidos y chivatos cobardes: En ese lugar meten a Zipi y Zape, niños rebeldes de doce años, para pasar las vacaciones y enmendarlos. 

La represión hace que se forme un grupo de afinidad, que organizan entre Zipi, Zape, y tres parias marginados: un gordo (Filo), un gafotas (Micro) y Matilda (la sobrina del director). Como no podía ser de otro modo, mediante la fuerza, que es esa mezcla de imaginación, valor, compañerismo, amistad, cohesión, astucia, solidaridad, inteligencia, reflexión, suerte y un guionista de cine afín, los anarquistas son capaces de superar desavenencias, traiciones, malentendidos, dificultades…, y destruyen la institución y sus normas morales. Liberándose ellos, liberan el universo. La base de todo: el desafío a la Autoridad. No vayáis a verla, porque es cine infantil. No arte y ensayo.

Respecto a mis niños, estaban eufóricos. Al igual que en otras ocasiones, la cosa se fue desmandando y desmandando, y se desperdigaron por los asientos sin respetar la numeración, se tiraban las palomitas y gritaban felices cada vez que los gamberros hacían alguna barrabasada. Finalizamos con una ¡pelea en la oscuridad! que produjo un frenesí infantil muy satisfactorio. Gritos, carreras, saltos…

Hubo clientes (adultos) disconformes, pero les expliqué que Zipi y Zape habían nacido para romper todas las reglas. Y que eso era lo que había y que yo no podía hacer nada. 

Soy un lagarto reformista condescendiente, y si algún niño parte a la batalla y arriesga por todos -sea del tipo que sea en modalidad libertaria: reformista, pacífica, u otra- tiene mi bendición. Ve, hijo mío, y lucha; anda muchacha, pelea, párteles las pelotas; equivócate por ti mismo/a, ya que en cabeza dura no cabe escarmiento ajeno, vive tus propios errores y reconoce a tus iguales. Abrid los periódicos. En Brasil, en México, en cualquier sitio en el que los pobres asaltan el castillo, nuestros muertos se hacinan, los fuegos  se encienden, el humo nos asfixia, las reglas son pisoteadas, el amo suelta a sus perros… Estemos a la altura de las circunstancias.

Desafío a la Autoridad, unidad y organización: ahí tienen que estar los anarquistas. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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