La formación ocupacional y las comisiones internas de investigación

Amigos y amigas anarquistas, la UGT ha anunciado ayer en la tele que va a formar una comisión interna para investigar el tinglado que se trae con los fondos de formación y otras partidas desviadas (1). Eso es anunciar que uno se va a meter uno el dedo dentro del culo a ver qué encuentra y cómo huele y a qué sabe una vez sacado..., lo hace el muy guarro, y te dice en rueda de prensa que sabe a flores. Así que voy a explicarlo yo en palabras llanas.

Pues yendo al grano, el desvío de fondos de formación ocupacional a destinos ignotos, dura desde que se estableció el sistema perfeccionado hace veinte años. El desvío no ha dejado nunca de perfeccionarse, e implica al Estado, a la Patronal  a los Sindicatos llamados representativos, porque son representativos de lo que pasa en todo el Reino.

El origen de ese dinero de Formación, es la cuota de Formación Ocupacional. Cualquier trabajador que tenga nómina, si le echa valor y comprueba tan deprimente y desolador documento, comprobará que en algún epígrafe de los descuentos se le manga un 0,1% del salario en concepto de "cuota de formación". A su vez el empresario le descuenta un 0,6% del salario, que dice que paga él. Sumando en total, un 0,7%. Ese 0,7% lo recauda la Seguridad Social y se lo pasa al Servicio Público de Empleo. Si calculas el 0,7% de lo que ganan unos catorce millones de trabajadores con nómina, sale un montón de dinero. Pongamos que son unos 2.000 millones de euros en manos del Estado al año. Puedo equivocarme arriba, abajo, ¿eh?, que no tengo internet para hacer la búsqueda: Una bicoca (2). El Estado trinca la cuota, y se sienta con unos ansiosos Agentes Sociales en los acuerdos bipartitos y tripartitos, y procede a su reparto. Esto para CEOE, esto para UGT, esto para CCOO, esto para mí. El Estado se queda la parte más gorda, pero los otros se llevan buenos piquillos de cientos de millones de euros.

Ahora imagina que tú eres un Agente Social, y que eres Responsable de Formación, y que te han tocado doscientos millones de euros. Lo primero, que a tu gente no le falte de nada. Puedes contratar a una pléyade de hijos, sobrinas, conocidos como monitores, secretarias, informáticos, limpiadores, responsables, técnicos y administrativos. Todo legal. Son esos chicos que tienen en sus habitaciones ora la bandera del Ché, ora la bandera de Mao, ora la de Felipe González. Resumiendo: tenéis el riñón cubierto. Te ha tocado la lotería. 

Pero claro, te hace falta más fueraparte de la gente. Para completar el desarrollo de las acciones formativas, el Estado facilita también locales, ordenadores, mobiliario, teléfonos, posits…, a través de diversas subvenciones que saca de los impuestos. Te dan una nave para tu fundación, que inmediatamente llenas de papeles, hasta que te puedas trasladar a los pabellones abandonados del Gran Evento Mundial, ahora en desuso. Una EXPO, una Feria, un Evento, alguna mierda de esas.

Y ya tienes montado un tinglado, con locales y con gente afín. Ahora hay que dar los cursillos formativos.

Para no liarnos con cuentas y datos, que al fin y al cabo son de difícil comprensión, vamos a imaginar un cursillo de gorila aparcacoches. Tienes un cuñado que trabaja en un parking, y puede darlo, ya que  posee algo de experiencia docente en una guardería, hizo un cursillo de formador, o tres años de servicio, o sabe Dios. La capacitación del profesorado es un tanto macabra en muchos casos, pero legal la verdad sea dicha, aunque después de veinte años algunos ya van sabiendo cosas. Pongamos que el profesor de gorrillas, es -además- un licenciado en informática. Se prepara un proyecto, los temas, la temporización, la Constitución, prevención de riesgos. El proyecto va a la Fundación de nombre compuesto, de la Fundación a la Comisión, la Comisión lo aprueba, libra los fondos y arreando. Se anuncia y es legal.

El cursillo tendrá 150 horas, de las cuales la mitad irán en modalidad presencial, y otras tantas a distancia, on line. Bueno, pues como somos una nación organizada burocráticamente, este tipo de cursos están computados, es decir, se sabe cuánto cuestan de manera automática. Voy a decir que serán 36.000 euros, por no ser carero. No exagero. El profesor cobrará entre 20 y 12 euros la hora. A veces más, a veces menos. Y habrá gastos en un bolso con el anagrama sindical, donde meten un cuaderno, un CD, un  tríptico, cosillas así que se dan al alumno.

Luego los gorrillas de la ciudad se enteran del curso y se apuntan -instados por los municipales- para aprender a tratar debidamente a los automovilistas, las normas de tráfico, la manera de gesticular y mover el brazo y cómo responder a los polis cuando les identifican. Seguramente les enseñen incluso la Constitución, que la dan para cualquier cosa. Al final les dan un título, (el cartón), y un chaleco amarillo. Qué potra tuvo el que inventó el chaleco amarillo. Ese sí que cayó en gracia. Ese, y el que pone los cacharritos de gimnasia para mayores en las aceras y parques… Pero al lío.

El monitor imparte el curso sin pena ni gloria, un tanto preocupado por el papelón, un tanto deprimido, y se lleva unos dos mil euros por redondear generosamente las 150 horas. Los otros 34.000 euros se pierden en una nebulosa de gastos y salarios que ingresan en un tipo de contabilidad que podemos denominar "contabilidad creativa". Todos sabemos que la creatividad es de una importancia muy importante, así que no hay que insistir en ello. La derecha vil -en cambio-, llama a la contabilidad creativa -cuando la realiza la izquierda-, por puro rencor, "apropiación, falsedad y malversación". Lo mismo que hacen los bancos y ellos, pero sin repartir un duro a los pobres votantes.

Con ese dineral, se contratan hoteles para congresos, gastos de viajes, comilonas, materiales, móviles, ordenadores, anuncios, se compran coches, pancartas, se rotulan autobuses, y a las ejecutivas sindicales, no les falta de nada mientras llega la revolución social. Miles de subalternos tienen acceso al sueldillo de mil y piquillo tras hacer el cursillo de forzador de forzadores o de cualquier zarandaja de esas. ¿Es legal? 

Pues más o menos. El dinero de Formación, debería dedicarse a formar a trabajadores. Pero claro, hay que tener en cuenta que el dinero no solo debe formar, si no que debe de hacer feliz a los agentes sociales. Nadie va a hacerse muy rico con esto, sueldos normales, vaya. Por eso los sindicalistas son los más baratos de los vendidos. Hay excepciones, claro, como el Juan Lanzas intermediario de los eres que repartía la pasta del fondo de reptiles, pero esa es otra historia.

Toda esta movida que dura décadas… ¿Puede pasar desapercibida a los inspectores del Estado? Para nada. Los inspectores no son tontos, y conocen el percal perfectamente. El diario el Mundo anualmente saca pequeñas noticias en las que se muestran los resultados de sus modestas investigaciones. Si les metiesen una auditoria dura  a los cursillos, saldrían a relucir cursillos inexistentes, cursillos sin alumnado, alumnos fallecidos o emigrados a Groenlandia, cursillos de dudosa utilidad y pésima calidad y gastos de justificación creativa a porrillo. Piénsese en los problemas que da, no solo el inflar el precio de un cursillo que cuesta treinta mil y vale tres mil. Si no en cómo meter luego en contabilidad los 27.000 que te sobran, y que hay que gastar de algún modo sin despertar muchas sospechas. Y en ello los secretarios de finanzas realizan un esfuerzo militante realmente tenebroso, pero difícilmente enmascarable para cualquier contable. 

Pero la inspección del Estado cumple órdenes: no hace nada o casi nada, más que para cubrir el expediente, contener la creatividad en unos límites generosos, y evitar que ese cortijo se vuelva un desmadre. Por eso, por ejemplo, se admite un 10% de gastos de difícil justificación, para que haya partidas que no haya que justificar. Eso es así. ¿Que ahora denuncian que UGT se gastó en un convite las pelas de la negociación colectiva o de las mujeres maltratás? Por favor: eso es calderilla. Estamos hablando de cientos de millones de euros, cientos de miles de millones de pesetas. No de 12.000 euros que se gastan en la feria en jamón y rebujito los de la ejecutiva y las secretarias. 

¿Aprenden algo en los cursillos los alumnos? Uhhh, algo se aprende, desde luego. A escuchar cosas absurdas, a mirar cuando toca el descanso del café… Los contenidos no suelen ser muy allá, y el trabajador acaba el cursillo con una sensación de ser imbécil y haber perdido el tiempo a partes iguales. ¿Cómo decirlo cultamente?… Las programaciones didácticas carecen de actualización profesional y no están adecuadas a los contenidos del curso, o ni siquiera son tomadas en consideración a la hora de vertebrar el curso, de manera que la transmisión de contenidos teórico-prácticos del módulo por parte del profesor, no consigue elevar los contenidos competenciales del alumnado a la hora de cumplir las exigencias del mercado de trabajo. Eso es de ese modo.

Aunque, eso sí, en la encuesta de valoración el alumno pone que le parece todo bien, ya que somos españoles.

En definitiva, que la izquierda sindical lleva a cabo el mismo negocio que Urdangarín con su Fundación para los Niños Pobres, solo que los sindicatos le llaman Fundación para la Formación y el Empleo o algo parecido. El yerno del rey se infla de pasta y le compra un chalet a la Infanta, los sindicalistas la redistribuyen entre suegras, cuñados, concubinos, amigos e hijos de fulano… Se pagan una cena para 150 personas, y brindan con vino y gaseosa  a la salud del sindicato. 

En resumen: un río de oro que sale de la Cuota de Formación Ocupacional que se quita a los trabajadores de sus nóminas. Un reparto de fin de atraco entre organizaciones estatales, sindicales y empresariales. Un servicio público de colocación de mierda, porque no coloca ni con incensarios de maría que pusieran donde se coge el número de prestaciones. Una cantidad de empresas viviendo del cuento de la Formación. Una constelación de conseguidores de subvenciones, hacedores de proyectos y exploradores de despachos, trepas de oficina, simpáticos, dicharacheros, con mucha parla, que por donde pasan van dejando un rastro de babas. Varios miles de monitores temporales a tanto la hora. Otros tantos empleados en tareas de intendencia en formación. Y por último, varios millones de desempleados y de trabajadores "que se forman". Todo ello es legal y constitucional y por supuesto, va a seguir, con crisis o sin ella, ya que sale de tu cuota obrera, mamón. Que lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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NOTA

(1)  La palabra "partida", en sus múltiples acepciones, significa, "grupo de simpáticos bandidos"

(2) La cifra varía por años y por meses. Buscas el sueldo medio en España, te vas a la EPA y ves cuantos currelas hay. Multiplicas sueldo medio anual por número de trabajadores, le sacas el 0,7% y ahí está la puñetera cuota anual. Esa pasta la recauda la Seguridad Social, y el Servicio Público de Empleo procede a su reparto entre Empresarios, Sindicatos (representativos), y lo que se queda el Servicio Público, claro. Luego entra en la maraña las comunidades autónomas, y todo ello es muy interesante. Yo tengo malo internet, y para abrir una página tengo que ponerme a hacer la comida, así que quien tenga adsl que busque, que el que busca encuentra.