Formarse o quebrarse

Se me acumulan montones de peticiones, que no sabe uno ni cómo atenderlas. Una es la de PLD53 (Parado de Larga Duración de cincuenta y tres años), que está realizando un Cursillo Sindical de Gorrilla Aparcacoches. El hombre, que era representante de farmacia, me dice que en las prácticas ya ha conseguido hacer bien el péndulo con el brazo, para indicar el hueco libre al despistado conductor. “Con energía, pero sin desesperación”, me comenta. Que si cómo inclinar la cabeza, que si cómo dar las gracias… El cursillo, financiado con fondos municipales…, el monitor es un trabajador social de la UGT… Es muy interesante, pero vamos a la cuestión que plantea, en medio de terribles amenazas dirigidas a la clase gobernante (por la crisis): ¿Cuál sería la prioridad, a la hora de organizarnos, para hacer la revolución? Pues tareas prioritarias hay muchas, pero una de ellas, sin dudar, es la de la formación.

 
Teniendo en cuenta que las tareas a las que se ha de enfrentar un revolucionario, son polivalentes, multifactoriales, diversas, es imprescindible el poseer conocimientos, de cara a enfrentarse con lo que sea a lo que se apunte uno. Estar bien formado en el ámbito en que uno se mueva, es imprescindible de cara a poseer adaptabilidad.
 
No es lo mismo estar adaptado, que poseer adaptabilidad. Una persona puede estar bien adaptada a la rutina de una empresa concreta, pero si la cambian, o entra un nuevo directivo, puede quedarse con el culo caliente tras la patada en el trasero. Por lo tanto, una persona bien formada, con ideas claras, adaptable, de amplias miras, es menos vencible que una que no sepa ni por dónde rascarse los mocos.
 
La adaptabilidad, es lo que permite a una persona sobrevivir en un terreno variable. Por ejemplo, en el terreno sindical, es imperdonable que un militante no tenga claro cómo formar una sección sindical, cómo enfrentarse con éxito a un despido, cómo realizar una denuncia a la Inspección, o cómo percibir los fallos en seguridad e higiene en el trabajo.
 
Y quien dice el sindicato, dice cualquier cosa. El primitivista más fanático, tiene que formarse bien si quiere sobrevivir al ataque de una manada de lobos, a una estampida de elefantes, o a la aparición de una ballena asesina ante su kayak. Va por el campo, confunde una cebolla barragana con un bulbo comestible, y adiós muy buenas. Del mismo modo el atracador más audaz necesita formación, conocimientos técnicos para que no se le dispare el revólver cuando hace filigranas ante el espejo, ensayando el “¡Esto es un robo! ¡Al que se mueva! [énfasis], ¡cuatro tiros!”. Hasta el nacionalista más conspicuo debe aprender su idioma para defender con competencia las ideas redentoras…
 
Fórmate. Que si no, cuando llegan los problemas, uno no sabe por dónde salir corriendo. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

Comentarios

Mi querida Señora Ministra, qué lejos quedaron los tiempos en que con tus gafitas de niña contestataria dabas clase en la Facultad de Derecho (de Dret) de Gerona. Ahora convertida en paladín de las Fuerzas Armadas Desarmadas, es decir de las españolas. Todos sabemos que es mejor no tener ejércitos. También sabemos que España es la sexta potencia vendedora de armas. Sabemos que tu, tan amiga de manifestaciones callejeras y de justas reivindicaciones populares, dejastes las pancartas para pasar revista con tu inefable cara de soberbia, para visitar a los pobres que se prostituyen en Afganistán, mostrándole tu abdomen embarazado como medalla de guerra (cierto que te acompañaba un equipo ginecológico al completo pero eso está mal resaltarlo). Ahora tu, tan patriota de no sé qué patria (o sí lo sé, del monopolio televisivo, el poder y el dinero) partes como favorita para suceder a ZP. Enhorabuena mi querida activista. Te has vendido bien. Tu y yo sabemos que los ejércitos no sirven para nada, pero también sabemos que a ti sí te sirven para mucho y así nos lo has demostrado a todos. Te queremos. Acabo de oír las noticias oficiales, el "parte" como decía mi abuela y resulta que has dimitido de un puesto que no tenías. Me has dado una idea. Yo mismo voy a dimitir de Secretario General de las Naciones Unidas. Mi acto supremo y heroico, en pro de la humanidad, no pasará desapercibido puesto que dimitiendo de un puesto que nunca hubiera alcanzado es, en realidad, como si lo hubiera desempeñado. Pero qué lista eres....

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