Mikel Jackson, rico e infeliz, no tuvo infancia… Como tantos

Sorpresa tras sorpresa, me encuentro de nuevo con Manolo, el que explora su vida interior, y me asegura que le ha hecho pensar mucho la muerte de Mikel Jackson. ¿De qué le ha valido —se pregunta— su inmensa fortuna? ¿No queda evidenciado más allá de toda duda que ser rico equivale a ser infeliz? Por eso —afirma— el camino es la pobreza. ¿No?

Claro, que eso lo afirma uno que está prejubilado y cobra su buena paga. Pero vamos a analizar el argumento. Lo primero que pienso es que hay muchos ricos que son felices. Van trajeados a clubes exclusivos, comen de restaurante, viven en hoteles y mansiones y poseen un ejército de criados. Se les ven satisfechos, brillantes, sólo fijaros en Doña Letizia tras su boda, siempre está sonriendo y no engorda, mientras que los pobres españoles están cada año que pasa más y más gordos y amargados. ¿Por qué se nos muestra entonces a un rico desgraciado? Evidentemente, para que pensemos que es mejor ser pobres y quedarnos como estamos. Porque para que ellos sean ricos, nosotros tenemos que ser pobres.

Efectivamente amigos y amigas anarquistas, los ricos necesitan a los pobres para ser ricos. La riqueza y la pobreza se perciben en el contraste. Un mundo poblado únicamente por ricos dejaría de tener sentido. No habría con quién compararse, no podrían mirarnos por encima del hombro ni comentar lo catetos que somos. Sería terrible para sus egos y estómagos insaciables. Por eso os proyectan esas imágenes terribles de enjambres humanos en África muriendo de gazuza en sequías, en minas o en campamentos de refugiados. Para que digáis “lagarto lagarto”, y sigáis trabajando como idiotas felices para ellos. A su vez los ricos son necesarios para los pobres. Por lo de la mutua realimentación y el ciclo de la vida: el pobre cultiva cereales, los cereales alimentan la rata, la rata alimenta a la pulga, la pulga a la peste, la peste mata al pobre, los cereales no se cultivan y ratas y pulgas mueren de hambre. Es decir, que todos se necesitan. ¿No?

En fin, que Mikel Jackson fue rico e infeliz. Tomaba drogas de todo tipo para hacer su vida soportable y todo eso. Pero siempre pensaré que es mucho peor ser pobre e infeliz, pues el rico desgraciado al menos tiene drogas de todo tipo, mientras que el pobre infeliz tiene vino en tetrabrick.

Oteando el viento se escucha el pimiento. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.